Grease: Un clásico del cine y de la moda
- Paula Perez Aranda
- 15 jun 2023
- 2 Min. de lectura
Grease (1978) es uno de los musicales más icónicos de la gran pantalla. El clásico de los clásicos. Uno de los típicos filmes a los que no dudamos en recurrir cuando hacemos un maratón de películas. Uno de los films que, muy probablemente, más rápido se nos vienen a la mente cuando nos preguntamos: “¿Qué pongo en la tele?”.
El impacto de esta obra cinematográfica ha sido trascendental a nivel global, y es un clásico de la pantalla por antanomasia, pero, la realidad es que esta película no solo ha calado en la opinión pública por su trama, sino también por la ropa que lucen sus personajes.
Ambientada en la California de los años 50, la estética de Grease refleja tres de las grandes tendencias de entonces: el estilo preppy, la moda pin up y la ropa roquera. Sin duda alguna, el personaje con más impacto en la vestimenta es el de Sandy, la protagonista, interpretada por Olivia Newton, a la que vemos pasar por dos de estos estilismos.
La “chica buena”
Al principio de la película vemos a una Sandy inocente, caracterizada por el estilo preppy, que es característico por sus siluetas estructuradas, colores pastel, prendas básicas, estampados de cuadros y bordados. La protagonista acostumbra a llevar vestidos tobilleros de aura dulce y faldas del mismo talante, a juego con blusas, camisetas o cárdigans de aire romántico. El pelo siempre va acorde a esta vestimenta recatada, imperando los recogidos con diademas o lazos.
Una Sandy más roquera que nunca
Al final de la cinta, el personaje de Sandy se transforma. Si hay un estilismo icónico sobre cualquier otro en Grease es el último look de la película, ajustadísimo y enfundado en cuero. Vemos una evolución de la protagonista a una mujer más sensual y cañera que pasa de ser “la niña buena” a la “chica mala”.
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