Isabel I de Inglaterra, reina de corazones
- Paula Perez Aranda
- 15 jun 2023
- 3 Min. de lectura

Elisabeth, la película
Isabel I de Inglaterra heredó la pasión por la moda de su madre, Ana Bolena. Durante los siglos XVI y XVII, que fueron los años de su reinado, la corte inglesa criticaba los atuendos de la aristócrata, calificándolos de estrafalarios y de atrevidos, en comparación con la sobriedad de la época.
Elizabeth es una película de 1998, ganadora de un Óscar y basada en sus primeros años de reinado. Le sigue la secuela Elizabeth: la edad de oro (2007), que relata más en profundidad la vida de la reina. Ambas fueron escritas por Michael Hirst y dirigidas por Shekhar Kapur. La protagonista que interpreta a la soberana es Cate Blanchett, y la diseñadora del vestuario es Deborah Lynn Scott, la encargada de representar en el filme una de las más opulentas e icónicas maneras de vestir de todos los tiempos: la de la reina Isabel I, con sus kilos de perlas, su joya favorita (pasión compartida con su difunta madre), y piedras preciosas, sus exquisitos tejidos y, sobre todo, sus gigantescas gorgueras.

Retrato de Isabel I, de Gower

Cate Blanchett envuelta en la característica exuberancia de Isabel I, luciendo sus míticas perlas y una gorguera
El inicio del filme muestra su coronación. Deborah Lynn Scott intenta ser lo más fiel al vestuario original con el que la monarca fue retratada, envolviendo a Cate Blanchett en ostentosa pedrería que adornaría sus manos, su cuello, su capa, y su majestuosa corona de oro simulado, en un fiel reflejo de la realidad. Exuberante y recargado era el estilo de la inglesa, que debía hacer uso de sus mejores galas el día en el que sería nombrada Reina.
Su estilismo era muy diferente al de su madre, que bebía de la sutil y recatada moda francesa, quien habría sido coronada con una fina tiara perlada. No obstante, como herencia de la influencia de Ana Bolena, Isabel I se vistió con un vestido “Damasco”, moda impulsada en Gran Bretaña por su madre, que lució a juego con una capa de piel anudada a su cuello. Se trataba de una tela importada desde Asia. Se distinguía por su grosor y por los colores reales: como el dorado, el púrpura, el escarlata o el verde laurel, con relieves en brillantes texturas. Estos vestidos solían ser de cuello alto y botonería de piedras semi preciosas.

Retrato de la coronación de Isabel I

La coronación de Isabel I de la mano de Cate Blanchett
Otra de las representaciones fílmicas más famosas de la reina es en la película María, reina de Escocia (2018), donde se narran las rivalidades con su prima Isabel I, interpretada por Margot Robbie.

Robbie como una joven Isabel I con el característico vestuario de la soberana, sin que pueda faltar la gorguera
El cabello que la monarca utiliza en todas sus representaciones, es un símbolo de juventud eterna. Al principio de su reinado su pelo pelirrojo era natural, pero con el pasar del tiempo desarrolló una alopecia que ocultaba mediante más de 60 pelucas, que buscaban asemejarse a su antigua melena cobriza.
Margot Robbie recrea el deterioro físico de la aristócrata en su afán por ser perfecta. El maquillaje de la reina también buscaba dar una ilusión de juventud inmarcesible. Debido a que Isabel I usaba polvos nocivos para palidecer su piel, esta se envejeció a temprana edad, desarrollando cicatrices y arrugas prematuras. La soberana cubría sus imperfecciones del rostro con una pasta blanca que no hacía sino más que perjudicar su salud.

Robbie como una Isabel I envejecida

La reina se oculta tras el maquillaje y las pelucas, Mary: Queen of Scots
Isabel I se convirtió en símbolo de maldad cuando mandó decapitar a su prima, María I de Escocia, por una supuesta traición. A raíz de un físico que pereció y que inspiraba temor, además de por su acto de crueldad, sirvió como inspiración para la creación de la Reina de Corazones, en Alicia en el país de las maravillas. De ahí la mítica frase del personaje de: “¡que le corten la cabeza!”. Así, la Reina de Corazones se representa con el vestuario característico de la monarca inglesa, con los ostentosos vestidos y las grandes gorgueras, además de una peluca cobriza y un maquillaje blanquecino con unos labios rojos como la sangre.

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